Alía

Historia

Algunos historiadores fechan el inicio de las primeras poblaciones asentadas en la zona sobre el 200 a.C, con el nombre de Hélice o Elite.

No obstante la población de Alía empieza a definirse con las invasiones árabes, como demuestran sus antiguas casas y la estructura de sus calles y sus numerosos topónimos, Guadarranque, Guadalupejo, Guadarranquejo e incluso su nombre Alía.

La reconquista del lugar fue realizada por Alfonso IX, ocupando un enclave importante en el camino de la Mesta.

El término fue señalado y delimitado por el Cardenal Pedro Gómez Barroso y Don Fermán Pérez de Monroy el 11 de Abril de 1338, quedando como lugar de realengo.

A partir de entonces su término perteneció a varios señoríos, primero a los señores de Talavera, según consta en las Ordenanzas de los Alijares de 1519, y después al Marques de Cortes de Graena hasta el 1751. En 1756 el rey Carlos III le otorgo el titulo de villa.

En la actualidad pertenece al partido judicial de Logrosán, mientras que en lo eclesiástico a la Vicaría de Talavera, dentro de la Archidiócesis de Toledo. Otras entidades poblacionales menores que dependen de Alía son Cíjara, La Calera y Puerto Rey.

Monumentos Patrimonio

  • Iglesia parroquial de Santa Catalina. Siglo XV
  • Ermita de San Isidro. Se trata de una ermita pequeña de estilo moderno, donde se celebra una popular romería cada 15 de mayo. Esta construcción es de planta rectangular, con un tejado de madera a doble vertiente.
  • Ermita de la Concepción. Se trata de una antigua ermita, reconstruida en varias ocasiones. Se encuentra ubicada hacia la parte sur de la dehesa boyal de Alía, sobre una loma amplia que sobresale de sus alrededores. Un pequeño soportal guarece la entrada y tres ventanales rematan el conjunto dándole una gran vistosidad.
  • Arquitectura popular. La arquitectura urbana está formada principalmente por casas compuestas de planta baja y un primer piso. A consecuencia de la climatología estas casas se han adaptado a ella construyendo un patio o corral interior para poder soportar el calor veraniego.