Es la puerta más sureste de Las Villuercas y su localidad más poblada. El término se caracteriza por las extensiones de sus dehesas, siendo su actividad principal la ganadería y las empresas del sector servicios. No obstante Logrosán es conocido desde la antigüedad por su pasado minero, con explotaciones importantes de fosforita y estaño.
El cerro de San Cristóbal, sobre cuya ladera se asienta la actual población, conserva en su cima los restos de lo que fue un primitivo asentamiento humano.
Tras la ocupación de esta zona por pueblos romanos, visigodos y árabes, en 1233 Fernando III el Santo, con el apoyo de las órdenes militares, conquista Trujillo y sus poblaciones cercanas, incluyendo Logrosán, cuya repoblación correría a cargo de los caballeros de la Orden de Alcántara.
Ya en 1248 fue otorgado el Fuero de Trujillo, con jurisdicción territorial de realengo sobre Cañamero, Berzocana, Logrosán y Garciaz, que pasarían a depender del concejo trujillano.
En 1792 le fue concedido el título de villazgo, con el nombre de Logrosán del Consuelo, por la devoción a esta virgen.
Durante el Antiguo Régimen buena parte de su extenso término estaba ocupado por grandes dehesas pertenecientes al Real Monasterio de Guadalupe. La Reforma Agraria Liberal y sus procesos desamortizadores a partir de 1836 harían cambiar de manos dichas posesiones.
A lo largo de la avenida principal que atraviesa Logrosán pueden contemplarse varias casonas señoriales ejemplo de la incipiente burguesía rural del siglo XIX. De su patrimonio monumental destacamos: