Las actividades de artesanía se concentran en pequeños núcleos y sobre todo en la localidad de Guadalupe donde, por razones obvias, el turismo es más abundante.
Los trabajos en forja, especialmente la calderería de cobre, son la máxima exponencia de la tradición popular de Guadalupe. También originales trabajos artísticos sobre calabazas, pizarras y cuarcitas que recrean escenas típicas de la comarca. Laboriosos bordados, encajes de bolillos y mantas traperas de vistosos colores forman parte de la creatividad de las gentes de la comarca. No podemos olvidar por su calidad la rica y variada repostería artesanal compuesta por roscas de muédago, torta de chicharrones, piñonates, buñuelos, bollos de San Blas, etc.
Sin embargo, el auge y la moda por los espacios rústicos hace que, cada vez sean más los empresarios que solicitan la calidad y el buen hacer de los artesanos que utilizan materiales exclusivamente nobles para la realización y elaboración de sus utensilios o mobiliario; esto hace que el sector no esté definitivamente acabado aunque las generaciones venideras no se sitúen muy cercanas a este tipo de actividades, puesto que le ven escasa rentabilidad a algo que detrás lleva un importante esfuerzo, trabajo y creatividad.
Es responsabilidad de todos que estas actividades artesanas, herencia de nuestra historia remota, se mantengan en la comarca ocupando el puesto merecen para que puedan seguir siendo formas de vida y sentir de las gentes de los pueblos de generación en generación.