Su historia, como la del resto de pueblos de la comarca de La Jara, está vinculado más si cabe a Talavera que a Cáceres. Desde muy antiguo, época romana y árabe, hasta hoy, la localidad de Garvín, situada al noroeste de la localidad de Valdelacasa de Tajo, ha vivido numerosos vaivenes en su historia. De la época romana proceden los restos de vasijas y enseres encontrados a las afueras de la localidad, así como los restos del torreón árabe que un día sirvió de enlace y de fuerte para avisar a los habitantes sobre la llegada de enemigos. La influencia de la iglesia católica, que en nuestros antepasados pesaba más que la política o los señoríos, hicieron a Valdelacasa de Tajo, junto con Garvín, dos de las zonas o curatos más importantes de la zona de la Jara.
La zona de la Jara Cacereña, ha estado marcada por la historia talaverana , historia que ha compartido durante siglos, concretamente hasta el siglo XIX cuando pasó a formar parte del territorio extremeño.
Siempre fue considerada una zona peligrosa por la abundancia de lobos que había escondidos tras los brezos y las jaras, que los ganaderos quemaban para dejarlos sin guarida alguna donde resguardarse. Los lobos están ya extinguidos en la zona, que también fue sitio de batallas por territorios y refugio de bandidos o bandoleros conocidos aquí como “golfines”.
El pueblo ha pasado por diferentes etapas, algunas muy malas debido a la emigración de sus habitantes en épocas difíciles. Actualmente es una localidad que crece con sus tiempos gracias al esfuerzo y trabajo de sus habitantes.